domingo, 7 de julio de 2013

Chávez nos llamó a combatir la corrupción que se "infiltró" en las instituciones y en el Psuv

Comparto unas líneas escritas por mi estimado amigo periodista Eleazar Díaz Rangel, quien comentó en su columna que sin exageración alguna de "todos los discursos del presidente Chávez sobre la corrupción, ninguno me parece tan sentido, sincero y cargado de preocupación por este monstruo de mil cabezas".


Referido discurso fue pronunciado el 28 de marzo del 2011, en un acto con los dirigentes del PSUV en horas antes de partir a la Argentina. 

De ese memorable discurso, vamos a citarles dos párrafos: 
"Nos traga la vieja política, nos traga la corrupción de la política… esos viejos valores capitalistas, pequeñoburgueses, burgueses, que se infiltraron por todos lados y siguen infiltrados dentro de nuestro partido. No escuchen el canto de sirena de la corrupción y si es necesario hagan como Ulises, amárrense. Y si no pueden, láncense del barco y dejen el mando”. 
“Si no tenemos claro y sólido como roca el principio ético político nos vamos a perder en el complicado campo de batalla… Si nosotros olvidamos que nos debemos al pueblo, entonces estamos en presencia de la más grande de las corrupciones”.
Chávez llamó a desprenderse de la vieja política de "pensamiento único" en favor de un poder que no sea "para mandar, sino para obedecer al pueblo, al colectivo".

"Para que el pueblo nos mande, nos interpele, nos regañe, nos oriente y nos critique", señaló.

"Miren lo que le pasó a la gran Revolución Rusa, después Soviética, terminó en la nada. Se olvidaron los principios, se corrompió la política", afirmó el mandatario, quien animó a volver a "los principios" para "retomar, recargar, refrescar y reimpulsar" el partido.


"El poder no se toma como una taza de café (...) hay que construir un nuevo poder en una batalla contra el viejo (orden), porque el viejo nos contamina", insistió.


Chávez apuntó que, para que esto suceda, es necesario también un pueblo "culto" que sepa lo que "realmente" necesita, lejos de las "necesidades ficticias" que impone el capitalismo.


"Tenemos que ganar esa batalla, una batalla estructural, moral, ética", reiteró.

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